Columna de opinión de Daniela Noreña, directora ejecutiva de Fundación Fútbol Más Chile 

Este año el fútbol ha estado en el centro de la conversación por razones que poco tienen que ver con el juego en si mismo. Conflictos entre las dirigencias, episodios de violencia fuera y dentro de la cancha, y cuestionamientos constantes han evidenciado una crisis que trasciende lo deportivo. 

Lo que hemos visto últimamente en las canchas profesionales se refleja también en la vida cotidiana de los barrios y las escuelas. Tensiones en la convivencia, sensación constante de inseguridad y vínculos sociales cada vez más frágiles. 

En este contexto, para nosotros septiembre marca un hito especial, ya que Fundación Fútbol Más cumple 18 años. Durante todo este tiempo hemos buscado instalar una forma distinta de entender el fútbol y la práctica deportiva, no solo como un espacio de competencia, sino como un lugar donde el respeto, el diálogo y la colaboración sean tan importantes como el resultado del marcador. 

A lo largo de estos años hemos comprobado que un balón puede ser mucho más que un juego, este puede convertirse en una herramienta para promover la seguridad en espacios públicos, fortalecer vínculos y ofrecer a niños, niñas y adolescentes experiencias donde la sana convivencia es protagonista. Por ejemplo, solo en 2024 en las escuelas de Chile un 91% de los docentes consideró que el programa Escuelas de Fútbol Más fue un aporte positivo para la convivencia escolar.  

Asismismo, lo que ocurre en un partido de barrio con Fútbol Más nos ha demostrado que el deporte puede ser un lenguaje común, que es capaz de reunir a comunidades totalmente diversas en torno a objetivos compartidos. En este sentido, el año 2016 los apoderados del programa Barrios mostraron 16 puntos porcentuales más de confianza en sus vecinos/as, lo que nos demostró el poder unificador del deporte. 

Han sido 18 años intensos, en los que hemos vivenciado cambios en la forma de relacionarnos y en la manera en que las comunidades enfrentan sus propios desafíos. Al mismo tiempo, sabemos que lo que viene exige más convicción, creatividad y compromiso. Porque si de algo hemos aprendido en este camino es que el deporte no solo refleja la realidad: el deporte puede transformar la realidad.